8’00 h. Desayunamos juntas.
Con la charla repetimos café.
Carmen a lo suyo y yo, como
ha salido el sol, me voy a la calle. La luz es muy bonita pero el frío es tremendo, además hoy corre aire.
Me empieza a entrar la
cancamurria (especie de tristeza y cargazón de cabeza que hace andar cabizbajo
y melancólico a quien la padece), pues eso.
Hago fotos desde la plaza de
la Catedral
a la embocadura de mi calle Rue Jardins, que me resulta muy especial, llenas de
tiendas muy diversas, a las 7 ventanas del apartamento, a la escalera de madera
antigua, a lo Amelie, que sube hasta el mismo.
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Rue des Jardins al fondo |
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Lugares de Metz |
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Las 7 ventanas del apartamento |
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Escaleras antiguas conservadas |
Lo dicho, un poco
abatida…hasta que Carmen me dice que me vaya con ella a la Facultad.
Vamos al laboratorio de
fotografía, Carmen ha pedido la llave porque aquí a los alumnos les dejan las llaves
de las aulas y talleres para que trabajen por su cuenta fuera del horario
lectivo, y cuando terminan las depositan en un buzón, ¿y no se llevan nada?, le
pregunto un tanto incrédula, no mamá. En fin, nos queda un trecho que recorrer.
A lo que iba: va a revelar un carrete de fotos porque me hacía ilusión verlo, y
aquí estamos, ¡ah! La
Facultad pone a disposición del alumno todo el material
fungible (líquidos varios, papel fotográfico de diversos tamaños, bolsas para
guardar los negativos…). Todo esto es porque a la educación aquí le destinan un
dinerito que nadie cuestiona como donde yo me sé, que sólo va tijeretazo arriba
y abajo.
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Preparando el tanque de revelado |
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Importante la temperatura del agua |
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Diversos lavados previos al líquido de revelar |
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Agitando |
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Líquido ya mezclado |
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Temperatura y tiempos importantísimos |
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Carril de enganche del carrete |
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Secado de la película |
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Comprobando resultados |
Observareis lo seria y
concentrada que se pone Carmen cuando trabaja, hay un momento para todo.
Se me pasó el abatimiento de
un soplo, aún estoy aquííííí!
Hasta mañana,
Carmen