7’30
h. Cada día más temprano, aquí ahora amanece a las 6’00 h.
Hoy
ya no es cancamurria lo que siento es pena, penita, pena. Me voy despidiendo de las cosas que más me
gustan del apartamento: la ventana de la cocina, los tulipanes ya desmayados
pero que me resisto a quitar, y miro con mucho pero que mucho cariño el
regulador de temperatura que mantiene este
apartamento tan calentito con el friazo que hace fuera.: “c’est la vie”.
Mi cuchara ha decidido sacarme a la calle, no soporta verme
triste, ella y yo somos así.
Me
agarra de la mano y me va llevando por los rincones de Metz que les tengo
cariño, Rue des Murs, Place de Jeanne
d’Arc, Rue de Hautes des Trinitaires, Place de Saint Louis y como no, Rue des
Jardins.
Es
coqueta y se deja fotografiar.
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Bajando del apartamento |
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Mirándose en el espero del rellano |
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Le encanta se parte de un bodegón |
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Me aconseja donde no beber |
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Me enseña rincones |
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Le encanta las puertas desvencijadas |
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Volvimos al Frac Lorraine |
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Se apoyó en las obras de Vicuña |
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Miramos los tejados desde la Rue des Murs |
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Montó en bicicleta |
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Y fisgamos por ventanas ajenas |
19’30
h. Transportamos cosas a la residencia de Carmen, a la vuelta vamos a Berthom,
como nuestra Internacional de Sevilla, cervecitas exquisitas, de las que se
mastican.
Nos
da la risa y así llegamos al apartamento, haciendo un poco el payaso.
Mañana
el último día en Metz, a ver cómo lo empleo. Tranquilita seguro, lo que no se ha hecho en un mes no se puede
hacer en 24 horas.
Hasta
mañana,
Carmen